¿ES 'MI RENO DE PELUCHE' UNA SERIE APTA PARA NIñOS? LO QUE DEBES SABER ANTES DE VERLA EN NETFLIX

Quizá sea por su duración o porque es una serie que no se parece a ninguna otra, pero Mi reno de peluche es uno de los fenómenos televisivos del año. Pese a que Netflix tenía todas sus esperanzas puestas en El problema de los tres cuerpos, la gran revelación de su catálogo ha acabado siendo Mi reno de peluche, de siete episodios que apenas sí rebasan la media hora y final conclusivo.

Uno de los ingredientes maestros de esta serie es que está basada en un caso real, que sufrió su creador Richard Gadd. Desde la propia portada, se advierte de la naturaleza autofictiva de la narración, “una cautivadora historia real”. A juzgar por el tierno título de la serie y por la portada (una mujer atrapa en un vaso a un hombre atónito), uno podría pensar que está ante una comedia romántica o en una serie de ciencia ficción al estilo de El increíble hombre menguante. Por tanto, Mi reno de peluche podría ser la solución que satisficiera por igual a padres e hijos cuando tú quieres ver Shogun y a ellos les apetece La patrulla canina. Te contamos por qué no es una buena opción.

¿Es 'Mi reno de peluche' una serie para ver con niños?

La respuesta es que no. Netflix ha catalogado Mi reno de peluche como una serie para mayores de 18 años, y la clasificación no es arbitraria. Para empezar, su historia no tiene nada que ver con la comedia romántica ni con la ciencia ficción. Es el relato de una obsesión enfermiza. Un cómico escocés de segunda fila conoce a una mujer en el bar en el que trabaja como camarero, y se comporta educadamente con ella.

La mujer le dice que es abogada de prestigio y amasa una enorme fortuna y el cómico, aunque escéptico, no rebate sus argumentos. Por discreción, intercambia con ella su correo electrónico en lo que terminará siendo un error del que se arrepentirá por el resto de su vida.

La mujer, efectivamente, no es una abogada, sino una desempleada que malvive en un barrio a las afueras de Edimburgo. Aunque no conoce de nada al cómico, comienza a bombardearlo con mensajes (más de cien en un día) y apodarlo como si fuese su pareja. "Mi reno de peluche" es uno de los nombres siniestros que le regala. El cómico no sabe cómo reaccionar y se deja llevar por miedo a ser brusco con la mujer, que rápidamente deja atrás los correos y pasa a un contacto más directo con su víctima.

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